martes, 18 de agosto de 2015

El acorazado de la estepa

 Escarabajo encontrado en un arenoso rincón de la provincia de Teruel. Foto: A. Bobed


El clima mediterráneo seco, como el que se da en buena parte de la provincia de Teruel, se caracteriza por una aridez y unas condiciones extremas que ejercen una labor cinceladora de los paisajes, aunque también de los seres vivos que en ellos habitan. Este clima tan peculiar y a veces tan exigente, no sólo marca el carácter de los individuos de la especie Homo sapiens, conózcase a algunos individuos de la zona, sino que también, impone un medio hostil donde sólo las criaturas más fuertes sobreviven.


Una vez contextualizado el escenario, comienza la curiosa historia que nos “contó” un diminuto ser al cruzarse en nuestro camino en una tarde de este agobiante verano. Se trataba de un pequeño insecto acorazado que se movía sin prisa pero sin pausa, siguiendo un rumbo fijo, que nosotros éramos incapaces de comprender. Era la hora en la que el sol empezaba a caer y el pico de actividad de los insectos se disparaba. 


Pero al observar detenidamente el bichillo, algo parecía indicarnos que no había tenido precisamente unos plácidos momentos; en su gruesa y abultada coraza lucía una especie de “herida” a modo de hendidura, se trataba de un boquete en su esqueleto de quitina, con unos labios irregulares, algo que sólo podía haberse producido con un objeto afilado y movido con inusitada fuerza para lo pequeño de su tamaño.


 
Detalle del boquete que lucía el escarabajo en el exoesqueleto. Foto: A. Bobed


Tras unos instantes, mientras nos deleitábamos con la rica actividad aviar presente en los barbechos de las contornada, nos vino a la mente los más que probables autores del ataque; cualquiera de aquellas collalbas posadas en las mojoneras, las elegantes bisbitas que patrullaban el camino o las despistadas terreras camufladas en los campos, podían haber agujereado de un violento picotazo tamaña defensa del insecto semidesértico.
 
El escarabajo Pimelia sp. corretea por su medio compuesto de campos, estepas y lindes. 
Dibujo: A. Bobed.


Pudieran ser ésta u otras muchas hipótesis las causas de semejante desperfecto en el insecto, pero una cosa estaba clara, sea lo que fuere no lo detuvo, porque allí se perdía, entre aliagas y tomillos, el pequeño acorazado de la estepa. 
 
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Cabe citar que nuestro protagonista pertenecía al Género Pimelia de la Familia Tenebrionidae. Se trata de unos coleópteros típicos de medios xerófitos, que no poseen alas y cuyo género presenta una gran cantidad de endemismos como los presentes en las Islas Canarias.

Más información:
http://herramientas.educa.madrid.org/animalandia///////ficha.php?id=3439
http://elviejoforestal.blogspot.co.uk/2011/02/escarabajo-pimelia-sp.html


El pequeño Pimelia sp. Dibujo: A. Bobed

sábado, 8 de agosto de 2015

Disfrutando el camino


Vaca rumiando. Foto A. Bobed

Esta mañana he paseado por una bonita zona de la ciudad, llamada Chapter Meadows, son unos bonitos prados cuyo aprovechamiento data del medievo, y que se encuentran contiguos al casco urbano de Worcester.

Terneros descansando. Foto A. Bobed

Mucha gente hace uso de ellos para pasear, disfrutar con los perros o simplemente, buscar un lugar donde meditar. Aquí, a diferencia del cambio de mentalidad que se está dando en muchos lugares de España, no asusta, ni molesta que el ganado aproveche los recursos ganaderos de una zona periurbana, es más, se ve como un valor añadido. La gente pasea a sus perros, muchos de ellos con herencia pastoril, sin existir conflicto o miedo alguno, es algo normal, en unas islas como las del Reino Unido, donde la alta tasa de población es un hecho, los recursos se aprovechan en plena convivencia.

Vacas paciendo con la Catedral de Worcester al fonfo. Foto A. Bobed

Estos lugares se encuentran llenos de vida y si uno agudiza los sentidos puede darse cuenta de pequeñas maravillas escondidas. Como por ejemplo, el Papamoscas gris que he estado observando; un pájaro de color gris apagado en el dorso y blanco en el vientre, con ninguna característica reseñable a primera vista pero con una elegancia y un comportamiento que si uno se detiene a observarlo le puede quitar el hipo.

Papamoscas gris. Foto A. Bobed

Es un ave con un diseño específico para su función, de cabeza gruesa, pico poderoso y cola larga, utiliza una estrategia de caza característica, se suele posar en perchas elevadas desde donde divisa la aero-fauna, en concreto insectos diminutos que nosotros a penas percibimos, cuando los detecta se lanza al aire de lleno realizando repentinos tirabuzones en busca de su presa, maniobra que tan sólo dura unos segundos, para volver de nuevo a la misma percha y saborear el manjar capturado.

Papamoscas gris ojo avizor. Foto A. Bobed

Debido a sus hábitos estrictamente cazadores, su dieta está basada casi únicamente en proteína insectívora, de modo que cuando los invertebrados escasean en otoño e invierno en nuestras latitudes, inicia un viaje más allá del Sahara en busca de los ricos paisajes tropicales del continente africano.

Papamoscas gris en su posadero. Foto A. Bobed 

Además, podemos diferenciar otros pajarillos igual de fascinantes como la Curruca capirotada cuya dieta es más variada, consumiendo insectos en época de cría y frutos en otoño e invierno, lo que facilita que tenga un comportamiento migratorio más flexible. Actualmente, el patrón migratorio de la especie está experimentando fluctuaciones que hace que muchos individuos europeos en lugar de bajar hasta la lejana África se queden a invernar en el mediterráneo, fenómeno probablemente ayudado por el calentamiento global.

Hembra de Curruca capirotada. Foto A. Bobed 

También he podido apreciar la plenitud de la época de cría a través de multitud de de familias de Jilgueros con dedicados padres alimentando a la ansiosa prole, jóvenes Herrerillos explorando su nuevo entorno, o nuevas generaciones de Palomas torcaces.

Pollo de jilguero reclamando alimento al padre, a la derecha Foto A. Bobed 

Joven de Herrerillo acicalandose. Foto A. Bobed 

Hasta he tenido la suerte de observar, durante unos segundos fugaces, a una pequeña comadreja que se ha encontrado conmigo en el camino, y que rápidamente con pequeños pero potentes saltos ha desaparecido entre los arbustos.

 Magnífica experiencia ésta. Y es que, el paseo diario nos puede regalar momentos únicos, generadores de energía con la que conectarnos al planeta que habitamos.

 Ilustración de Papamoscas gris por George Boorujy. En artículo de "The Guardian" Pincha aquí.

martes, 27 de mayo de 2014

Variada primavera


Hace una semana, no disponiendo de mucho tiempo para salir al campo, aproveché para visitar un pequeño conjunto de lagunillas del que ya he hablado anteriormente y que es de lo poco que visito últimamente. Este humedal aún estando cerca de la ciudad y no ser un referente para singulares y raras especies, me ofrece la valiosa oportunidad de conectar con la naturaleza y sus elementos en completa armonía.

Y es que a veces, sin importar el lugar, si nos paramos a observar con detenimiento lo que a veces tan sólo miramos, la naturaleza nos sorprende con grandes regalos.

Un crecido pollo de avefría da sus primeros "aletazos", mientras sus padres disuaden a impetuosos córvidos que se atreven con todo, a base de alarmantes reclamos intentan echarlos del territorio, tras infructuosos resultados, éstos se deciden a perseguirlos cual caza a bombardero.



Una numerosa prole de pollitos de azulón acompaña a su madre en sus primeras exploraciones por el medio acuático, tienen que aprender rápido. A unos cientos de metros unos jovenzanos, algo más crecidos, les llevan algo de ventaja.




Mientras un enorme Cisne hace acto de presencia con un elegante aterrizaje.



Un charrán común dedica su tiempo a pescar pececillos, mientras se cierne sus ojos escanean la lámina turquesa con precisión milimétrica, cualquier ligero movimiento debajo de ésta desencadena un fugaz lance, que en muchas de las ocasiones otorga el apetitoso botín. 


La lavandera blanca prefiere otras orillas más relajadas, quizas elija la de los Ostreros. Tres de ellos interaccionan junto a una focha despitada, de vez en cuando salen volando dibujando grandes ovalos y emitiendo un resonante reclamo.




Los invertebrados como esta pareja de libélulas que parecen sacadas de la película transformers patrullan los campos como si de selvas se tratase, de vez en cuando posan su "grácil" figura regalándonos unos momentos mágicos.



Cambiando el prisma por el que observar la vida.

miércoles, 9 de octubre de 2013

La viajera del Ártico

Laguna principal de Grimley. Foto: C. García Calvo y A. Bobed.

El pasado 5 de Octubre, estuvimos paseando por un humedal llamado “Grimley Old Workings” cercano a la ciudad de Worcester, UK. Se trata de unas lagunas de reciente creación dejadas tras los trabajos de una pequeña gravera.

La bienvenida al lugar fue dada por las Cornejas negras y sus increíbles comportamientos, pudimos ver como una de ellas transportaba una gran manzana trinchada en el pico, la cual después de una disputa tuvo que ser entregada a un fuerte pato azulón. Azares del destino, a pocos metros otra corneja devoraba el cadáver de un congénere de esta anátida, y es que nunca se sabe. 

Corneja con manzana. Foto: C. García Calvo y A. Bobed.

Corneja devorando un cadáver de Ánade real. Foto: C. García Calvo y A. Bobed.

Pudimos ver 6 Garcetas comunes- especie en proceso de recolonización de las islas británicas-, Porrones moñudos -ya empezando a lucir un hermoso y lacio moño-, elegantes Anades frisos, majestuosas Barnaclas canadienses, diminutos Zampullines chicos, etc. Entre ellos nos sorprendió un descarado pato cruce de azulón que al vernos sentados en la orilla no dudó en abandonar el agua y acercarse a contemplarnos con el fin de conseguir algo de comida fácil.

 Pareja de Ánade friso y un Pato cuchara. Foto: C. García Calvo y A. Bobed.

Barnaclas canadienses rompiendo el cielo. Foto: C. García Calvo y A. Bobed.

Iluminada Garceta común. Foto: C. García Calvo y A. Bobed. 

 Simpático cruce de azulón. Foto: C. García Calvo.

Tras esta curiosa anécdota proseguimos la marcha y de repente un simpático pajarillo en un poste nos llamó la atención, con un aspecto que nos era muy familiar pero algo más rojizo y rollizo de lo habitual pensamos sin dudarlo en que estábamos ante una Collalba gris, la misma que aparece en la portada del blog pero con alguna particularidad que le hacía muy pero que muy especial.

Collalba gris Groelandesa. Foto: C. Garcia Calvo

Nos chocó verla en esta área y sobre todo en estas fechas, aparentemente la fenología de esta especie dice que la mayoría migran en Agosto y principios de Septiembre, en estas latitudes Octubre ya empieza a ser algo tarde, lo que nos hizo imaginarnos a este bichillo criando en la inhóspita tundra groelandesa la pasada primavera.

Tundra Groelandesa, hábitat de la subespecie. Fuente: Wikipedia.

A primera vista el pajarillo presentaba las características típicas de una collalba gris en otoño-invierno, pasada la muda pierden los colores vivos volviéndose más marronáceas, los machos se asemejan a las hembras pero retienen algunos caracteres vestigiales del estío, como las oscuras mejillas y una pálida línea blanca sobre el ojo. La inconfundible T negra en la cola blanca siempre se mantiene.

Collalba gris Groelandesa (Oenanthe oenanthe leucorhea). Foto: C. García Calvo y A. Bobed.

Pero los individuos norteños, que crían en Islandia, Groenlandia e incluso en el Este de Canada o Alaska -subespecie de Collalba gris denominada Oenanthe oenanthe leucorhoa-  presentan unas singularidades difíciles de evidenciar como un color algo más rojizo, un tamaño mayor –ley de Bergmann- y una forma, según los expertos de tipo “pera” a consecuencia de su mayor despensa grasa para realizar su largo camino hasta África. Todas ellas son características sutiles que tienden a ser muy subjetivas en la observación pero lo que no suele fallar y que nos puede dar más probabilidad de acertar en la identificación de estos lejanos visitantes es el hecho de verlos ya bien entrado Octubre –en España incluso en noviembre- en su periplo viajero, mientras que la mayoría de sus congéneres abandonaron estas tierras hace ya tiempo. Este individuo nos dejó acercarnos mucho tal vez porque como dicen los entendidos en esas latitudes el hombre no representa un problema, o quizás, la causa más probable, es que estaría agotado tras semejante recorrido y cualquier movimiento innecesario supone un gasto de energía inútil.
Collalba gris Groelandesa. Foto: C. García Calvo y A. Bobed.

Es extraordinario ver este tipo de aves, ya que son una de las especies canoras que mayores distancias migratorias cubren, sus ojos atesoran recuerdos de tierras heladas a la vez que de los calidos desiertos y sabanas africanas. Existen dos grupos principales de Collalbas grises groelandesas, las que crían en Alaska que cogen la vía asiática, recorren 15000km cruzando Siberia y Arabia Saudi hasta llegar a la parte Este del África subsahariana. Y luego están las collalbas del Este de Canada o Groenlandia cuya distancia migratoria es menor, 3.500 km pero bastante más peligrosa, deben cruzar el Océano Atlántico hasta llegar a las islas británicas, bajar por la península ibérica para dar el salto final a África donde suelen concentrarse en la zona Oeste. Pero la sorpresas con esta especie no acaban ahí, resulta que unas aves marcadas en Canada con geolocalizador por   Heiko Schmaljohann – Instituto de Investigación sobre las Aves de Wilhelmshaven, Alemania- han demostrado que son capaces de cruzar el océano atlántico  de un tirón, una heroicidad para un pájaro de tan solo 25 gramos.

Collalba gris Groelandesa con geolocalizador. Fuente: BBC.

Dos principales vías de migración: Atlántica y Asiática. Fuente: Daily Mail.

 Detalle de los distintos cuarteles de Invernada en África de la subespecie. Fuente: safari-ecology.blogspot.co.uk


El mundo de la ornitología quedó fascinado al conocer estos datos, saltando a muchos medios de comunicación que se hicieron eco de este gran milagro protagonizado por un humilde pajarillo, ya que como bien dice el Dr. Schmaljohann, “la migración de las aves está limitada por el tamaño de la tierra, si ésta fuera más grande las aves no dudarían en hacer mayores recorridos”.
 
Así que no dejéis de otear nuestros campos en esta época, quizás tengáis la gran suerte de cruzaros con uno de estos pajarillos y al contemplarlos viajar por el mundo sin necesidad de moverse, sólo sabiendo mirar a través de sus brillantes ojos negros. 

Collalba gris Groelandesa preparándose para el siguiente tramo del viaje con destino a África. Foto: C. García Calvo y A. Bobed.

Más información:
Fotos y videos de la subespecie.

Un entrada de A. Bobed

miércoles, 23 de enero de 2013

Sir David and Don Félix

Fuente: Internet

Sir David Frederick Attenborough (Londres, mayo de 1926) es uno de los naturalistas más conocidos del mundo por la labor divulgadora y científica que realiza para la BBC en una colección de documentales, programas de radio, libros y revistas donde se muestran escenas del maravilloso mundo en el que vivimos y su soberbia naturaleza.


Imagen de birdandmoon.com



 Recibiendo en 2009 el Premio Principe de Asturias de Ciencias Sociales. Fuente: Internet

Cuando ves sus documentales, en los cuales se utilizan técnicas prodigiosas y que conllevan un trabajo detrás inimaginable de cientos de científicos y técnicos de toda índole uno se queda patidifuso dando las gracias por vivir en esta "nave" en movimiento, como bien describía al "Planeta Azul" otro de los grandes divulgadores de toda la historia, un burgales de Poza de la Sal, llamado Félix Rodriguez de la Fuente (marzo de 1928), que bien podría haber hecho grandes documentales con el bueno de Sir David.
  
Sobrecogedor mensaje de David acerca de como sel ser humano ha "robado" sin resarcimiento alguno gran parte de los nichos del resto de sus"compañeros" de viaje -Share the world-. Documental: "Animal House" BBC.

¡Grande Félix y grande David! vuestro mensaje perdurará para siempre en cientos de personas y materiales científicos que tratarán de contagiarlo a la nuevas generaciones.


                    Foto Angela Wylie                                                                               Foto: Internet

Material de estos dos grandes divulgadores:


lunes, 14 de enero de 2013

Primera entrada: bienvenida y algunas anotaciones

En primer lugar daros la bienvenida a este blog que viene a ser un pequeño rincón donde mostrar pareceres, andanzas y tropiezos por este loco mundo, por parte de un turolense amante de la naturaleza que debido a la situación de crisis que padece nuestro país ha tenido que emigrar cual ave en busca de “mejores” pagos donde comer, pero que como buen ave migradora lleva grabada a fuego en su memoria atávica la tierra donde nació.

Tras mucho divagar en mi tiempo libre acerca del tema sobre el que versaría mi primera entrada, me he decidido por empezar por una sencilla pero agradable experiencia que tuve hace unos días viendo aves en el Reino Unido, más concretamente en Hereford, zona al Oeste de Inglaterra colindando con Gales en la cual resido.

En un día muy agradable con buena temperatura y sol (aquí estamos teniendo bastante lluvía y “calor”) me acerqué a unas graveras llamadas “Wellington Gravel Pits”; se trata de una explotación todavía activa que ha generado unos amplios socavones siendo inundandos por el agua de los canales cercanos formando unas lagunas fenómenas para las aves acuáticas.

Laguna Principal de Wellington Gravel Pits en Septiembre. Foto: A. Bobed

"Wildfowl" en Wellington Gravel Pits. Foto: A. Bobed

Esta gravera está todavía en funcionamiento y resulta chocante ver como los camiones y excavadoras están trabajando a todo trapo por la zona, y los pájaros ni se inmutan, ya acostumbrados al ruidoso Homo sapiens y sus extrañas monturas. Pero aún más sorprendente resulta ver civilizados pescadores ingleses con la parsimonia de un practicante oriental de yoga convivir en perfecta simbiosis con Cormoranes, Somormujos, Garzas reales, Martines pescadores y un sin fin de aves pescadoras que en España serían consideradas feroces rivales “devoradoras de peces” y por ende erradicadas del lugar de un plumazo o mejor dicho de un pistoletazo. Sin duda, algo sobre lo que reflexionar.

Cormoranes. Foto: A. Bobed.

Estas graveras suponen un ecosistema mixto “antropomorfo-industrializado y naturalizado” la mar de atractivo para las aves. Se componen de varias lagunillas o piscinas y tres lagunas más grandes. Tras identificarte en la garita de la entrada, ataviado con prismáticos presuponiéndote inofensivo, te adentras en una serie de senderos -“footpaths”- que te conducen por las distintas lagunas, charcas y piscinillas -pools-. 

Lagunas y "piscinas" creadas por la Explotación de la gravera.


 
Las sendas del naturalista se entremezclan con las pistas para los camiones. Foto A. Bobed
 
Pegatinas de la Garita de seguridad. Foto A. Bobed


Pequeña "balsa" para pescadores. Foto A. Bobed

Otra laguna. Foto A. Bobed

En dicha mañana, pude disfrutar de una Garceta grande (Egretta alba) que está generando bastante revuelo entre los “birdwatchers” (pajareros) de la zona, ya que el año pasado fue la primera vez que se vio en el condado y este año parece que ha repetido. 

Garceta grande (Egretta alba) en Wellington G. P. Foto A. Bobed

Quizás estemos asistiendo a una recolonización de esta especie que como ha hecho su prima hermana, la pequeña Garceta común (Egretta garcetta) ha recolonizado en los últimos 20 años gran parte de Reino Unido – sirvan dos datos: el primer nuevo dato de cría de esta especie en Bretaña es en 1996 y actualmente se estima una población de 450 parejas en rápida colonización de las islas-. Algo que parece increíble siendo que fueron especies que en el siglo 19 se mataban a miles por el Negocio de la pluma o “Plumage trade” donde las damas victorianas creían aumentar su belleza al lucir en la cabeza los penachos de blancas plumas traslucidas de estas y otras especies.

Hat, c. 1909 - 1912
Damas Victorianas con plumas e incluso un ave en sus sombreros. Fuente: Internet

En concreto, en Reino Unido se observan individuos de Garceta grande procedentes de Francia y se creen que también algunos procedentes de Norteamérica. Se espera que en próximos años la especie comience a criar en Reino Unido.

Garceta grande (Egretta alba) volando con la fachada de Marden Church de fondo. Foto: A. Bobed

Además, pude ver varios machos y una hembra de Serreta grande (Mergus merganser), elegantísimo pescador que recientemente visitó la Estanca de Alcañiz. Estos individuos probablemente provengan de Escandinavia, Finlandia o Rusia, aunque en Gran Bretaña hay un reducido núcleo reproductor.

Dos machos y una hembra de Serreta grande (Mergus merganser). Foto A. Bobed

Dos machos de Serreta grande (Mergus merganser). Foto A. Bobed

Acabando el transecto, la última de las lagunas me tenía reservada una sorpresilla, unos 5  rechonchos machos de Porrón osculado (Bucephala clangula) junto algunas hembras estaban en pleno apogeo reproductivo, desplegando sus “displays” nupciales una y otra vez, uno de los comportamientos aviares más bonitos y alucinantes que he visto.

Macho de Porrón osculado (Bucephala clangula) en reserva WWT Slimbridge. Foto A. Bobed

Los machos mueven la cabeza hacia delante y hacia atrás repetidamente, con movimientos calculados que duran exactamente lo mismo hasta que terminan plegando la cabeza contra la espalda en un movimiento casi espasmódico, en el que dirigiendo su pico hacia al cielo, parecen realizar algún tipo de adoración al dios sol (me recordó el documental de la Culebrera y Felix), además acompañan este gesto, aunque no siempre, de un golpe de patas a la lámina generando una bonita propulsión de agua en la vertical.

Macho y hembra de Porrón osculado (Bucephala clangula) en reserva WWT Slimbridge. Foto A. Bobed

Machos de Porrón osculado (Bucephala clangula) en WWT Slimbridge. Uno de ellos moviendo cabeza. Foto A. Bobed

En fin, una bonita jornada en el que en poco rato disfruté de algunos de los comportamientos más fascinantes que son capaces de desplegar nuestras amigas emplumadas.

 Enlaces de interés:
 - Video Goldeneye Displaying:
Bibliografía.
Datos técnicos consultados en “RSPB Handbook of British Birds”. Peter Holden and Tim Cleves (Third Edition) Ed. Helm.