martes, 27 de mayo de 2014

Variada primavera


Hace una semana, no disponiendo de mucho tiempo para salir al campo, aproveché para visitar un pequeño conjunto de lagunillas del que ya he hablado anteriormente y que es de lo poco que visito últimamente. Este humedal aún estando cerca de la ciudad y no ser un referente para singulares y raras especies, me ofrece la valiosa oportunidad de conectar con la naturaleza y sus elementos en completa armonía.

Y es que a veces, sin importar el lugar, si nos paramos a observar con detenimiento lo que a veces tan sólo miramos, la naturaleza nos sorprende con grandes regalos.

Un crecido pollo de avefría da sus primeros "aletazos", mientras sus padres disuaden a impetuosos córvidos que se atreven con todo, a base de alarmantes reclamos intentan echarlos del territorio, tras infructuosos resultados, éstos se deciden a perseguirlos cual caza a bombardero.



Una numerosa prole de pollitos de azulón acompaña a su madre en sus primeras exploraciones por el medio acuático, tienen que aprender rápido. A unos cientos de metros unos jovenzanos, algo más crecidos, les llevan algo de ventaja.




Mientras un enorme Cisne hace acto de presencia con un elegante aterrizaje.



Un charrán común dedica su tiempo a pescar pececillos, mientras se cierne sus ojos escanean la lámina turquesa con precisión milimétrica, cualquier ligero movimiento debajo de ésta desencadena un fugaz lance, que en muchas de las ocasiones otorga el apetitoso botín. 


La lavandera blanca prefiere otras orillas más relajadas, quizas elija la de los Ostreros. Tres de ellos interaccionan junto a una focha despitada, de vez en cuando salen volando dibujando grandes ovalos y emitiendo un resonante reclamo.




Los invertebrados como esta pareja de libélulas que parecen sacadas de la película transformers patrullan los campos como si de selvas se tratase, de vez en cuando posan su "grácil" figura regalándonos unos momentos mágicos.



Cambiando el prisma por el que observar la vida.

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